EL TERROR MÁS PROFUNDAMENTE GRABADO EN MIS ENTRAÑAS

Las personas que nos acostamos habitualmente a las 9:00 de la noche y nos despertamos a las 3:00 o 4:00 de la mañana solemos ser objeto constante de miradas de burla e incredulidad. En el entorno de trabajo y relaciones en el que me muevo abundan noctámbulos, no tanto habitantes de los Valles del Tuy.

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Sin embargo, a veces gozamos de fantásticas compensaciones contra tanta intolerancia. Fue mi caso en la madrugada de este domingo 7 de octubre, cuando encendí el televisor a las 3:30 am y coloqué RCTV Internacional, un canal de cable que, debido a la crisis económica que atraviesa, está desempolvando material de archivo para llenar horas de programación. Pues resulta que en la pantalla de TV de mi habitación se movía la obra de terror que más profundo impacto y pánico me ha causado en toda mi vida, que presencié una única vez en alguna noche entre 1980 y 1985 y cuyos fantasmas visuales y sonoros me ha perseguido por cerca de un cuarto de siglo: el unitario LA NOCHE DE LAS RATAS. Alcancé a grabar cerca de 30 minutos de invalorables imágenes con mi DVD Recorder.

Lamentablemente no me desperté a tiempo para los créditos iniciales, pero estoy casi seguro que detrás es este subproducto estuvo la mano de Robert Alonso, el hermano de María Conchita. Eran tiempos en los que películas como BEN, LA RATA ASESINA (1972) eran retransmitidas con gran éxito en la televisión nacional. Lo más admirable de LA NOCHE DE LAS RATAS es el pánico cósmico que logra transmitir con una absoluta economía de recursos y de argumento. Prácticamente no ocurre nada: el terror no se construye mediante la trama, sino con la repetición demencial y caótica de unas pocas imágenes y sonidos.

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En los créditos de agradecimientos alcancé a observar que este unitario se realizó con la colaboración de la Sociedad Protectora de Animales de La Vega.

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Una joven estudiante de Ingeniería (Caridad Canelón) debe pasar una noche cuidando una vieja casona en la que interactúan tres factores principales de miedo: 1. ratas grises de ojos rojos (que terminan siendo las buenas de la historia, a pesar de la percepción inicial); 2. un gato negro de ojos amarillos; 3. un apocalíptico retrato de un antepasado que usa peluca blanca tipo juez y capa de armiño.

Durante toda LA NOCHE DE LAS RATAS se usa como leit motiv sonoro el loop de un maullido mitad felino mitad humano. Estos dos últimos elementos (retrato-maullido) son específicamente los que jamás dejarán de perseguirme hasta el fin de mis días; y la sensación que me queda al publicar más abajo las fotos del cuadro del antepasado es que sobre este blog y mi persona caerá de ahora en adelante algún tipo de maldición.

Dilia Waikarán (creo que es ella), ama de llaves, ensaya un repertorio de gestos de espanto de la más clásica escuela stanislovskiana (?) Varias estampas de Caridad Canelón. Nótese la calculadora blanca en la foto de arriba a la derecha; y el detalle del termo de café de redondos blancos y verdes abajo a la izquierda.
Ojalá alguien pueda identificar al actor de engolada voz de la foto de abajo a la izquierda. Imagen subliminal con reminiscencias kukluxklanianas.

Las ratas hacen sonar una campana y salvan a Caridad Canelón.

En la foto de abajo, la imagen con la que termina el unitario. Jamás otra cosa me dará miedo.

Dios nos bendiga a todos.