31 octubre 2006

MY SUPER EX-GIRLFRIEND (2006), de Ivan Reitman


En la calle se venden de nuevo álbumes de barajitas de El Chavo del Ocho, y es de pinga saber que Ivan Reitman sigue dirigiendo comedias a los 60 años de edad. Me gustó esta película sobre hombres cada vez más inútiles y mujeres completamente activas, dominantes y desprovistas de traumas en el plano sexual. La parodia del vuelo de Supermán con Loise Lane sobre Nueva York es antológica. La transición cuaimesca que sufre el personaje de Uma Thurman también es deliciosa. Hay gente con mucho talento para la comedia como Luke Wilson y Anna Faris, una chica por quien siento especial debilidad y que aquí está divina. Destacable también la punta que le tira Reitman a la obsesión leguleya por el acoso sexual (si en Venezuela aplicaran esa yo tendría seis meses de cárcel por buzo de oficina). No me convenció del todo el destino sentimental de Jenny-Uma Thurman, pienso que se merecía algo mejor, más fuegos artificiales, en la escena final se le nota algo sin brillo quizás por la pareja que le tocó como por repele y que no le cuadra mucho. Con el pelo castaño y anteojos se le ve muy bonita, me hace recordar a mi amiga Tiziana Mazzucato.
ATENCIÓN: para los cazadores de mamis nuevas en el cine, ojo con la chica bartender de la película. Su nombre en la vida real es Margaret Anne Florence (http://us.imdb.com/name/nm2092237)

29 octubre 2006

EL DIABLO VISTE A LA MODA, de David Frankel



Película acerca de tomar decisiones en la vida, y esas cosas. Anne Hathaway es la ensoñación masturbatoria por excelencia. No tengo la menor idea de si es mejor o peor actriz con respecto a los tiempos del principado de Genovia, sólo sé que cada película que pasa se le ve más radiante y erotoscente (*). Lo único que cabe decir es la frase habitual de mi amigo Jesús: "Esta noche le dedico uno". Sólo por verla a ella bien vista, vale la pena observar esto en cine y no en DVD. Meryl Streep tiene su papel servido y en alguna que otra escena hasta se ve buena. Lo mejorcito de la película es que no hay moralejas de castigo alrededor del personaje de Miranda Priestly, nadie intenta cambiarla a pesar de que hay una escena en la que parece que se va a quebrar. No es tan extraño porque Frankel es un director con ciertas cosas semi-interesantes previas. En la última toma, el personaje de Andrea Sachs aparece cruzando una avenida de Nueva York con unas botas fetichescas de tacón alto. El mensaje es que la chama aprendió que hay un termino medio entre verse rancho y verse tipo San Ignacio, algo importante cuando horas antes de ir al cine yo había estado reflexionando sobre la urgencia de rebajar unos 10 kilos y comprar ropa nueva antes de diciembre, o por lo menos en enero. Esas cosas también importan en la vida. Hay que destacar que antes de la película pasaron tres trailers de Chávez y dos de Rosales. Durante la película estuve pensando en el hecho de que en Venezuela no existe la franquicia Starbucks, en Las Mercedes sería un palo. Como quisiera un muffin de blueberry de Starbucks.

PD: No tiene un coño que ver con la película, pero en la mañana de este domingo vi unas chamas que iban para la playa y desde hace tiempo he estado pensando: así como se dice que los hombres que tienen la pata grande también tienen el pipí grande, ¿existe alguna característica sexual particular en las mujeres que son patonas? Una pregunta que seguro podría responder mi amigo Albinson.

(*) Fluorescencia erógena

27 octubre 2006

MOTHRA, LA POLILLA GIGANTE



Fue en junio de 2003, estoy casi seguro. Como redactor de espectáculos, me tocó ir a Los Angeles, Estados Unidos, para presenciar los premios Taurus, en un viaje pagado por la compañía Red Bull. Era mi primera estancia en Estados Unidos luego de la implantación del control de cambio y entonces no se podían usar todavía tarjetas de crédito en el exterior. Imagínense un indigente de una república militar bananera en un cinco estrellas de Beverly Hills. Del poco efectivo en dólares que llevaba, tuve que depositar 100 en la recepción del hotel como garantía.
En síntesis, durante este viaje tuve que obligarme a mí mismo a permanecer casi todo el día dentro la habitación del hotel para no hacer ningún gasto innecesario, entre las burbujitas de gel en el jacuzzi y el olor a sábanas y toallas frescas. Nada de cine, ni paseos por malls, ni saqueos de marcadores de punta fina y frasquitos de Nesquick en farmacias de 24 horas. Recuerdo haber visto de madrugada un maratón del Real World en MTV. Pero lo más inolvidable de este viaje de encierro casi casero fue encontrarme en un canal de ciencia ficción, haciendo zapping, con un maratón de tres horas de un programa japonés de monstruos similar a Ultramán y Monstruos del Espacio, pero que nunca había visto en Venezuela. Mothra, la polilla gigante (Mosura, en original japonés). A diferencia de otros personajes heroicos similares, Mothra sufre y muere, para luego volver a nacer con más poderes, lo que unido a la fragilidad intrínseca de las mariposas, le confiere un simbolismo poderosísimo y casi místico.
Jamás olvidaré la imagen de Mothra peleando contra un dinosaurio de tres cabezas que le lanzaba bolas de fuego y le quemaba las alitas. La música de este programa es también muy bonita, así como los chillidos casi imperceptibles de nuestro insecto. Durante todos estos años he tenido una especie de obsesión con Mothra, que se me funde con la vista de Hollywood desde la ventana del hotel, las palmeras y el sol de aquel día despejado. Gracias a la página Youtube.com, hoy he vuelto a ver algunos fragmentos de episodios de Mothra, aunque por supuesto, nunca será lo mismo que sentí como venezolano pobre en aquella tarde en un cinco estrellas. Quisiera, desde este hipotético blog de cine, rendir un pequeño homenaje a mi pequeña y noble polilla gigante de Japón.

24 octubre 2006

ELIPSIS (2006), Eduardo Arias Nath


Preguntas:
1. ¿Por qué Christina Dieckmann tuvo crédito grande de actriz al final de la película?
2. ¿Por qué los policías venezolanos de escuadrones especiales siempre se ven tan balurdos, aunque se pongan chalecos, cascos, armaduras, etc? ¿Por qué nunca se ven como los gringos?
3. ¿Por qué se siguen gastando los reales de esta manera en este país? ¿Por qué se siguen filmando cortometrajes estirados?
4. ¿Por qué Prakriti Maduro (quizás lo más interesante de esta película) le da dos palos a Gaby Espino? ¿Por qué Gaby Espino ha optado por estancarse como acróbata censura A de la exhibición de lolas sin pezones? ¿Por qué su escena en el consultorio de dentista es tan predecible que no le causa una erección ni a un pajizo de 15 años?
5. ¿Por qué la gente que firma con dos apellidos, como este tal Arias Nath, siempre tiene un gran mojón mental?
6. ¿Por qué sentí que gasté los reales en la sala VIP del San Ignacio y perdí dos horas de mi vida? ¿Por qué en el San Ignacio me echaron esta vaina?
7. ¿Por qué pasé toda la película confundiendo a Eric Wildpret con Jonathan Montenegro?
8. ¿Por qué Ana María Simon siempre está de asomada en todos lados sin aportar nunca nada realmente relevante?
Tengo la teoría de que buena parte del lenguaje cinematográfico consiste en el manejo de los espacios físicos. Elipsis es una película sin espacios. Podríamos catalogarla como película de cajita de fósforos, con fiesticas balurdas tipo caraqueño fashion filmadas en estudios claustrofóbicos. Hay un amigo al que le agradaron el vestuario y los diálogos, porque supuestamente no eran tierrudos. A mí me desagradaron hasta las combinaciones de camisa con pantalón de Cacique, y todo Cacique en general, con sus mandíbulas de mandibulín y su cáscara de personaje sin personalidad. Me hubiera gustado hacer una elipsis de verdad, tener un control remoto como el de Adam Sandler y saltar sobre las sensaciones que me causó este bodrio autorreferencial y pedante. ¿Por qué no me dieron un porcentaje de los reales del presupuesto para construir mi cancha personal de fútbol? ¿Por qué es tan jodido vivir?