Director: Alejandro Doria
x
Otros 110 minutos perdidos en mi existencia, justo en un momento cuando hay por lo menos tres personas que me buscan para asesinarme por encargos que ni siquiera he comenzado. Para mí esto no es cine, sino propaganda, supongo que con el objetivo de hacer campaña para la beatificación de Mario Pantaleo, un sacerdote católico argentino que fumaba como una chimenea y que al parecer realizó varios milagros a través de la imposición de manos y la terapia del péndulo. Esta película argentina la anuncian para el circuito criollo de arte y ensayo; todavía están a tiempo de no cometer el error, aunque seguro más de una cacatúa del Centro Plaza saldrá del cine con una profunda conmoción.
El veterano director Alejandro Doria no hace el más mínimo intento de establecer algún tipo de distancia crítica con respecto a los hechos del padre Pantaleo (Jorge Marrale), y el uso de la música es totalmente panfletario. Vamos, soy escéptico aunque también creo que de que vuelan, vuelan, y en diciembre fui a una sesión de péndulo que mucho me alivió en una circunstancia personal crítica. Pero si hay un cine difícil de hacer es el sobrenatural, y LAS MANOS se le escurre de las manos a Doria. Algunos diálogos humorísticos mantienen este panfleto a flote. Mis actuaciones favoritas son las de los cínicos monseñores ancianos (el sustituto de Arizaga y el italiano), hay un diálogo muy bueno de uno de ellos que dice más o menos: "La era de los milagros se acabó, pasaron de moda; ahora el milagro es Internet". Luego dice: "Cuídese los pulmones, padre, hay demasiada humedad para tanta esperanza".
Conceptos demasiado manoseados, por ejemplo aquella paja de que los cristianos primitivos eran los buenos, y que la burocracia fue la que jodió la vaina (¡Hasta cuando, San Francisco de Asís!); y luego el padre Pantaleo afirmando que "en Occidente nos hemos olvidado de la intuición, que sigue empleándose en Oriente", como si todas las culturas orientales pudieran meterse en un saco. Lo que más me choca de LAS MANOS es que, en estos tiempos cuando cada persona crea su propia religión, la película de Doria termina toreando cualquier crítica de fondo a la iglesia católica, pues la meta ulterior del bueno de Pantaleo no es otra que obtener la aceptación del alto clero, cuando perfectamente podía haber montado tienda aparte y hasta tener esposa. El papel de la actriz Gabriela Borges como Perla, la fiel acompañante (¿concubina?) de Pantaleo, es servil y degradante.
Y que Dios me perdone.
Conseguida en: esquina de Crucecita en la av. Fuerzas Armadas.
Calidad: como de un DVD original. En castellano sin subtítulos, por supuesto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario