¿Existe la posibilidad de la aventura o del descrubrimiento en nuestras vidas posmodernas en un planeta donde ya no cabe más gente? Más allá de que sea una película menor, el planteamiento de esta pregunta es interesante en KING OF CALIFORNIA (Mike Cahill, 2007), cinta de bajo presupuesto donde Michael Douglas interpreta a un alienado que se siente un explorador español de mediados del siglo XVII y quien asegura que existe un tesoro enterrado debajo de un equivalente gringo de nuestro Hipermercado Éxito.
Su hija (Evan Rachel Wood) es una chama que trabaja en un McDonald's, es decir, la antípoda de una vida de aventuras (estoy un poco harto de que se presente a McDonald's como la posibilidad laboral menos romántica que existe) y a quien le perturban las cosas que modifiquen su rutina (por ejemplo, un papá loco). El final es bastante más irónico de lo que se estila en este tipo de películas. La copia que circula en Caracas es aceptable y la traducción, a pesar de corresponder a Mediarte DVD, es bastante digna.
Y finalmente hay una escena de fiesta decadente de swingers (gente que intercambia pareja) que es extremadamente divertida, con información sobre los códigos de comunicación de estos individuos. Abajo, al fondo, coloco un mosaico del tema.
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PARA DESTACAR: coro de lamentación "Zari Ritual Lamentation" del Coro Lileh de Dmanisi. Hace recordar aquellas antológicas bandas sonoras del grupo Popol Vuh en las películas de Werner Herzog.
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