TERROR DOMÉSTICO TAILANDÉS

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COLIC (2006)

Director: Patchanon Thammajira

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* Terminó convirtiéndose en una obsesión. Cuando vi por primera vez la carátula con un bebé chillando y la palabra CÓLICO, lo primero que pensé, lo juro, es que se trataba de un documental del Ministerio de Salud para madres cuyos nenés sufren problemas digestivos. Luego constaté que el bebé chillón estaba en todos los puestos de DVD del centro de Caracas, que se había convertido en un clásico buhoneril, y que al parecer se trataba de una película de terror. Lo que nunca imaginé es que este CÓLICO tan apocalíptico venía de ¡Tailandia!

* Phrae (Pimpan Chalaikupp) y Pong (Witthaya Wasukraipaisan) son dos jóvenes profesionales liberales pelabolas de una economía de mercado todavía incipiente. Ella, al parecer, es dibujante, y él, un camarógrafo o publicista a destajo que vive en un sólo stress, metido en una cola todo el día, sin horario fijo, comiendo mal, etc (un yo tailandés, pues). Phrae queda embarazada, lo que para Pong es quedar ponchao con las bases llenas, pero igual decide echarle pichón. Se casa con Phrae y se van a vivir a la casa de la mamá de él en las afueras de la ciudad (nada bueno se presagia cuando uno vive con la suegra). Pong tiene una hermana que está tostada, viuda de un militar genocida.

* Empezó Cristo a padecer. Tengo la frase pegada esta semana. Se usa en ciertos contextos provincianos para referirse a la gente que vive en una sola quejadera y un llantén. Así es Pan (Nathchanon Wasutinuch), el carajito de Phrae y Pong. Cómo padece este Cristo. Qué desesperantes son esos bebés que no paran de chillar las 24 horas, hagas lo que le hagas, con chupón o sin chupón, con tetero o sin tetero, con compota o sin compota. CÓLICO explota esta modalidad de stress al máximo y con gran eficacia cinematográfica.

* El desenlace mismo de CÓLICO está relacionado con elementos del tipo de religión budista que predomina en Tailandia, algo no poco interesante. Los carajitos no tienen nada de inocentes, es una de las acertadas conclusiones. Pero lo que más me gusta de CÓLICO es que cada artefacto doméstico se convierte en un elemento potencialmente letal: una licuadora, una pistola de clavos, una máquina de coser, la cocina de gas, un ventilador, un microondas. De hecho, la película me hizo recordar cierto 1º de enero en el que dañé un microondas en la redacción del diario El Nacional cuando puse unas cotufas a calentar por más 15 minutos (el maíz, más que carbonizarse, se volatilizó como en Hiroshima).

* Información aprendida en CÓLICO: una carrerita en taxi más o menos larga en Tailandia cuesta 165 bahts (unos 5 dólares).
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Leyenda de fotogramas:

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1.Así se escribe "9 meses" en tailandés.

2. Pong y Phrae, dos jóvenes profesionales pelabolas.

3. Huelepeguita de las calles de Bangkok.

4. El Cristo sigue padeciendo.

5. Portada de un diario tailandés con marcos en color fucsia.

6. Carajito que mete la mano en una licuadora. Bebé no es gente.
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Abajo, los créditos al final de CÓLICO en alfabeto tailandés y traducidos al alfabeto occidental: