No soy de la secta simpsoniana, pero disfruté orgásmicamente una de las secuencias del primer cuarto de hora de la película animada THE SIMPSONS MOVIE. Dura exactamente 150 segundos y es una auténtica delicia para quienes hemos nos hemos sentido próximos a la más riesgosa, la más renegada, la menos confesada y la menos estudiada de las antiguamente denominadas desviaciones sexuales: el exhibicionismo. En este caso, exhibicionismo preadolescente y 100% perverso.
En el transcurso de la escena, vemos a Bart Simpson:
* Apostándole a su padre que irá desnudo en patineta al local de comida rápida del pueblo;
* Haciendo un recorrido gozoso entre la población springfieldana escandalizada, en el que sus partes pudendas son tapadas de todas las maneras cinematográficamente posibles, antes de exponerse de manera triunfal sin más obstáculos —ante el espectáculo, el pequeño Ralph descubre que es homosexual—;
* Siendo detenido por la policía de Springfield, esposado a un poste de manera frontal y sometido al escarnio aleccionador (sublime exhibicionismo sadomasoquista) ;
* Rescatado por su padre, recibe luego de su vecino Flanders un pantaloncillo para cubrirse. Fin de la diversión liberadora.
03 agosto 2007
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