20 enero 2008

SOL COMO DROGA DURA

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SUNSHINE (2007)
107 minutos
Director: Danny Boyle
Mosaico para deleitarse con Cillian Murphy, uno de los rostros más hermosos del cine contemporáneo. Saludos al hermano de Albinson.
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* Pequeña reconciliación con Danny Boyle, aunque el manchesteriano ya no tan mozo (51 años) sigue teniendo un problema crónico para rematar adecuadamente películas que sugieren mucho más. En SUNSHINE, esta enfermedad es menos grave que en 28 DAYS LATER. De nuevo yunta con el guionista Alex Garland. Ciencia ficción bastante realista, quizás con la excepción de la premisa de partida: el Sol se está apagando luego de tantos siglos de energía gratis y desde la Tierra envían una bomba atómica del tamaño de Manhattan para tratar de reactivarlo. La pasan actualmente en el Cineclub de Directv (canal 406).
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* Nave Icarus 2 lleva bomba, tripulada por ocho nautas
—tres asiáticos— conscientes de que improbablemente regresarán a Tierra: el capitán Kaneda (Hiroyuki Sanada), el físico Capa (Cillian Murphy), la bióloga Corazón (Michelle Yeoh), el técnico de comunicaciones Harvey (Troy Garity), la sentimental piloto Cassie (Rose Byrne), el matemático Trey (Benedict Wong), el sicólogo Searle (Cliff Curtis) y el bello bueno para nada Mace (Chris Evans). Hermoso reparto. Tenemos los minutos de varias muertes. Perp no los colocaremos.
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Líneas temáticas llamativas: metáfora del Sol como droga dura, cuya tentación constantemente coquetea a los científicos (fantasía de exponer la vista al sol sin protección; "la oscuridad te aisla, la luz te integra"); el cansancio cultural de una generación saturada ("Ya no hay nada nuevo que ustedes me puedan decir", recita Cillian Murphy en el último e-video a su familia, que no tendrá respuesta); la obsesión religiosa por la posibilidad de ser el último humano en el universo. Y la más interesante: la imposibilidad de extirpar los errores y las debilidades emocionales en la naturaleza humana. Obviamente, el final tenía que ser tranquilizador para el público y esta premisa no puede ser llevada al límite.
Mosaico para deleitarse con la carita siempre triste de Rose Byrne. Casi tan hermosa como Saffron Burrows. Nótese la lágrima a punto de deslizarse por el trampolín de la mejilla izquierda, en la cuarta imagen.
Traje dorado para caminatas espaciales de evidente inspiración samurai.
Los ocho astronautas avistan al achicharrado planeta Mercurio en su camino al Sol. Uno de los momentos músico-visuales más emotivos de SUNSHINE. La banda sonora, siempre resaltante en el cine de Boyle, pertenece a John Murphy y Underworld.
Realidad virtual para apaciguar el estrés de los pioneros solares.
Muerte muy asiática. En todo sentido.

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