PUBLICADO EN "EL NACIONAL" EL DOMINGO 11 DE MARZO DE 2007
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Una ñapa de vida
“Para vivir, sólo necesito pequeñas cosas”, canta Trina Medina; los versos son una clave para entender Una abuela virgen, de Olegario Barrera. Gracias a las notas ultrasónicas de la trompeta de un músico de El Sarao (Iván Tamayo), a Antonieta García se le concede una ñapa de vida. La selección de Daniela Alvarado fue fundamental para un papel que concreta la piedra filosofal: el rendimiento de un cuerpo de 20 años de edad con una experiencia de octogenaria. Alvarado, por cierto, sale muy airosa del primer desnudo de su carrera, al que difícilmente se puede catalogar de artimaña de taquilla, pues la fortaleza de esta fenomenal actriz es la credibilidad y no el atractivo sexual (que tampoco le escasea).
Una abuela virgen no está dirigida para impresionar a eruditos con una narración fragmentada y seudo-experimental. El estilo de Barrera es sencillo, lineal y ágil, sin cartas escondidas. La dirección de actores es coherente. No es una película de grandes pretensiones, pero se conecta eficazmente con una sala de cine llena, y sirve de túnel de escape en un momento del cine venezolano signado más por la cantidad que por la claridad. Una tarde de despreocupación en la placita de Chacao fue una escogencia inmejorable para poner punto final a una historia sobre la precariedad de la vida y el valor que tiene cada segundo extra de ñapa. Quedó una duda: ¿de dónde salen los exquisitos desayunos y los recambios de ropa de Alvarado mientras se encuentra en su refugio industrial? Quizás su esencia mágica sea la explicación.
PD: Quien quiera revisar películas de Olegario Barrera que han escrito páginas doradas del cine nacional, como La pequeña revancha (1985) y Operación billete (1987), debe olvidarse del Archivo Audiovisual de la Biblioteca Nacional, que no está prestando servicio “porque no hay sistema” (sic) y cuyo correo electrónico (daudiov@bnv.bib.ve) tampoco está operativo.
“Para vivir, sólo necesito pequeñas cosas”, canta Trina Medina; los versos son una clave para entender Una abuela virgen, de Olegario Barrera. Gracias a las notas ultrasónicas de la trompeta de un músico de El Sarao (Iván Tamayo), a Antonieta García se le concede una ñapa de vida. La selección de Daniela Alvarado fue fundamental para un papel que concreta la piedra filosofal: el rendimiento de un cuerpo de 20 años de edad con una experiencia de octogenaria. Alvarado, por cierto, sale muy airosa del primer desnudo de su carrera, al que difícilmente se puede catalogar de artimaña de taquilla, pues la fortaleza de esta fenomenal actriz es la credibilidad y no el atractivo sexual (que tampoco le escasea).
Una abuela virgen no está dirigida para impresionar a eruditos con una narración fragmentada y seudo-experimental. El estilo de Barrera es sencillo, lineal y ágil, sin cartas escondidas. La dirección de actores es coherente. No es una película de grandes pretensiones, pero se conecta eficazmente con una sala de cine llena, y sirve de túnel de escape en un momento del cine venezolano signado más por la cantidad que por la claridad. Una tarde de despreocupación en la placita de Chacao fue una escogencia inmejorable para poner punto final a una historia sobre la precariedad de la vida y el valor que tiene cada segundo extra de ñapa. Quedó una duda: ¿de dónde salen los exquisitos desayunos y los recambios de ropa de Alvarado mientras se encuentra en su refugio industrial? Quizás su esencia mágica sea la explicación.
PD: Quien quiera revisar películas de Olegario Barrera que han escrito páginas doradas del cine nacional, como La pequeña revancha (1985) y Operación billete (1987), debe olvidarse del Archivo Audiovisual de la Biblioteca Nacional, que no está prestando servicio “porque no hay sistema” (sic) y cuyo correo electrónico (daudiov@bnv.bib.ve) tampoco está operativo.
2 comentarios:
¿Qué pasó con el archivo fílmico de la Cinemateca Nacional? ¿Fue a parar a la Biblioteca Nacional? Yo me perdí el final de la película (digo, de la historia de ese archivo)... Un saludo desde Baires.
Liliana:
No tengo la propiedad del tema para responderte, pero me dijo una amiga que trabaja allí que la Tienda del Cine va a ser cerrada y que para acceder al archivo de la Cinemateca es un proceso complicado.
El resguardo de nuestra memoria audiovidual da para un trabajo periodístico. ¿Me atreveré a emprenderlo? En todo caso trataré de segui indagando sobre la Cinemateca y sobre el Archivo Audiovisual.
Te cuento algo perturbador: creo que el peso grueso de proteger nuestra memoria está recayendo sobre un buhonero del Ateneo de DVD quemados. Gracias a él logré ver EN SABANA GRANDE SIEMPRE ES DE DÍA, que no pude conseguir o ver en ninguna otra institucion de Caracas.
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