02 mayo 2007

COME EARLY MORNING (2006) - Joey Lauren Adams


Ashley Judd es como esa joven profesional de cabello oscuro y no tan largo, quizás estudiante de postgrado, que llega toda apuradita y se te sienta al lado en el cybercafé, sin siquiera mirarte, con un perfume tan de ensueño que ya no puedes concentrarte en más nada sino en ella, a pesar de que sólo va a fijarse en su pantalla y en su MSN Mesenger, sin jamás mirar hacia los lados. O como esa chica que va solita en su asiento en la camionetica por puesto, absorta en sus pensamientos, con un portafolio en el regazo, ese tipo de mujer que sabes que está completamente fuera de tu alcance, pero a la que te gustaría decirle: “¿Sabes? Te admiro en silencio”. O como esa muchacha que se va sola a tomar el sol en Playa del Agua, con un libro y un perrito, y que tampoco te va a mirar nunca, aunque ella se quedará grabada en tu memoria hasta que te lancen al hueco del cementerio.
En COME EARLY MORNING, Ashley Judd luce increíblemente venezolana. Su vestuario es totalmente idéntico al de cualquier chica de clase media en sus últimos años de universidad, en sus 20 y tantos años, o quizás pisando ligeramente los 30, mirada triste y endurecida a la vez, con el cigarrillo que te gustaría apartar de su manita, pero que al mismo tiempo te fascina y te mortifica tanto, como un símbolo humeante de que no es nada sumisa. Podría pasar horas, horas y horas contemplando la anatomía de Ashley Judd con un blue jean y una camisita, tan delgada, discreta y cotidiana, pero al mismo tiempo tan tangible en las sólidas curvas de su feminidad sin flancos débiles. Es como lo que uno siente al ver a Ely Guerra.
COME EARLY MORNING es una película de pretensiones tan pasmosamente pequeñas que termina siendo agradable, a pesar de que no sucede casi nada en su 1 hora y 35 minutos; he ahí quizás su mayor valor. Lucille (Ashley Judd) trabaja en una pequeña compañía de bienes raíces en un pueblito de Arkansas, perdido en el deshabitado centro geográfico de Estados Unidos, con su típico bar cervecero, mesa de pool y rockola de música country. Lucille tiene una hermana rubia algo desgarbada que parece haberse quedado para vestir santos. Afectivamente, la principal característica de Lucille es su adicción por los amantes de una sola noche, a los que detesta verles la cara en la mañana. Huye tempranito del motel antes de que se despierte el vaquero al que conoció anoche, borracha, en el bar. Y siempre, al llegar a casa, desecha las pantaletas que usó en la velada sexual.
COME EARLY MORNING es una película dedicada a quienes han optado racional y conscientemente por la soledad. Por momentos, COME EARLY MORNING parece convertirse en un producto francamente cristiano —hay varias escenas de misa, pues el padre de Lucille es pastor—, lo que en sí no es necesariamente malo, pues hay un fuerte movimiento actual de productos culturales religiosos en Estados Unidos; pero sí uno se fija bien, la película concluye que la religión tampoco tiene las respuestas que anda buscando Lucille.
Si hay una religión en esta película, es la del amor por la vieja música country. Eso sí es una religión de verdad, más arrecha que cualquiera: las canciones que puedes cantar mientras manejas tu carro y te desplazas por la carretera sin estar muy claro sobre las razones de tu viaje. Por eso el valor de esa imagen de la Judd antes de partir con destino incierto, viendo una puesta de sol y cantando: “Algún día seré un diamante…”. COME EARLY MORNING es también una película sobre lo posesivos y esclavizantes que terminan siendo prácticamente todos los hombres en sus relaciones con las mujeres, y por eso también puede ser vista como un sutil manifiesto feminista.

1 comentario:

Unknown dijo...

COME EARLY MORNING donde Judd es en realidad una chica bella y joven que utiliza el licor para tener relaciones con cualquiera que le guste luego en la mañana siguiente se arrepiente, le echa la culpa a la bebida y se vuelve adicta hasta enamorarse de verdad y lo pierde, ademas no cuenta con la ayuda de su padre encerrado y borracho en cuatro paredes.