27 noviembre 2006

"PLANTA"



Tuve la fortuna de que me regalaran una entrada para la segunda y última función de Gustavo Cerati, el pasado viernes 24 en el Anfiteatro del Centro Sambil. Además estuve sentado a unos pocos metros de la tarima, gracias a una gran amiga que me convenció de ocupar "ilegalmente" un puesto que no era el mío. Cuando era chamo y fui una de las primeras personas que compraba viniles de Soda Stereo en Venezuela, veía a Gustavo y pensaba que ser argentino era un sinónimo de ser perfecto. Unos pocos años después, veía a la selección argentina que dirigía Alfio Basile (en su primera etapa), donde estaban Fernando Redondo, Gabriel Batistuta, Leonardo Rodríguez, Claudio Caniggia, Pedro Troglio (igualito a Charly, el baterista de Soda) y compañía, y seguí pensando que ser argentino era igual a ser melenudo, hermoso e inteligente. Luego crecí y me di cuenta de que no podía idealizar a ninguna nacionalidad, y que en Argentina también había gente fea, y que en Argentina suelen tener una atracción pasmosa por la música tropical más arrabalera, y me contaron que Elvis Crespo era allá un ídolo. Igual, cuando vi a Gustavo Cerati el viernes, volví a pensar que sólo en un país como Argentina puede nacer alguien como él. Para mí, un John Lennon, un Johnny Cash o un Bob Dylan de este continente. Un Dios.

Más allá de cómo Gustavo canta, cómo toca la guitarra, cómo dialoga con el público o cómo bromea sobre los fuegos artificiales que lanzan los partidarios de Manuel Rosales, hubo algo en este concierto que me reafirmó en mis convicciones sobre la perfección infinita de Cerati: el repertorio. Del disco "Sueño Stereo" (es el último en estudio de la banda, creo), no escogió alguna de las más conocidas: "Ella usó mi cabeza como un revolver", "Efecto Doppler" o "Ángel Eléctrico". No. Gustavo seleccionó el track número 10, una canción perdida en el disco, una canción que siempre me ha parecido una obra maestra, y que creía que sólo me gustaba a mí: "Planta". El comienzo de la canción es como esa sensación que uno tiene al ver un paisaje a la distancia en ese punto del amanecer en el que el cielo está en el punto exacto entre el negro y el azul. Y Gustavo cantó "Planta", una canción que jamás imaginé que oiría en vivo. No lo podía creer, y todavía no lo creo. Y me paré, y la canté, y para el puñado de personas que nos paramos y conocíamos la letra de "Planta", fue un instante de complicidad e intimidad inolvidables. Un sueño. Gustavo, siempre querré ser como vos.

Sabia savia por mi cuerpo
como oro de Acapulco
Voy preparándome

Tanto irme por las ramas
ahora recorro las heridas
no fue suficiente fe
No sé que me pasa
Ya no puedo volver

Mi voz vegetal
necesito tener amarrados los pies
En el aire sé que soy nada más que menos
de lo que podría ser
Me resisto
a empujarte a otro juego de azar
en el aire reverbera el ansia de mi voz
Mi voz vegetal
vegetal
Amor vegetal

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