29 octubre 2006

EL DIABLO VISTE A LA MODA, de David Frankel



Película acerca de tomar decisiones en la vida, y esas cosas. Anne Hathaway es la ensoñación masturbatoria por excelencia. No tengo la menor idea de si es mejor o peor actriz con respecto a los tiempos del principado de Genovia, sólo sé que cada película que pasa se le ve más radiante y erotoscente (*). Lo único que cabe decir es la frase habitual de mi amigo Jesús: "Esta noche le dedico uno". Sólo por verla a ella bien vista, vale la pena observar esto en cine y no en DVD. Meryl Streep tiene su papel servido y en alguna que otra escena hasta se ve buena. Lo mejorcito de la película es que no hay moralejas de castigo alrededor del personaje de Miranda Priestly, nadie intenta cambiarla a pesar de que hay una escena en la que parece que se va a quebrar. No es tan extraño porque Frankel es un director con ciertas cosas semi-interesantes previas. En la última toma, el personaje de Andrea Sachs aparece cruzando una avenida de Nueva York con unas botas fetichescas de tacón alto. El mensaje es que la chama aprendió que hay un termino medio entre verse rancho y verse tipo San Ignacio, algo importante cuando horas antes de ir al cine yo había estado reflexionando sobre la urgencia de rebajar unos 10 kilos y comprar ropa nueva antes de diciembre, o por lo menos en enero. Esas cosas también importan en la vida. Hay que destacar que antes de la película pasaron tres trailers de Chávez y dos de Rosales. Durante la película estuve pensando en el hecho de que en Venezuela no existe la franquicia Starbucks, en Las Mercedes sería un palo. Como quisiera un muffin de blueberry de Starbucks.

PD: No tiene un coño que ver con la película, pero en la mañana de este domingo vi unas chamas que iban para la playa y desde hace tiempo he estado pensando: así como se dice que los hombres que tienen la pata grande también tienen el pipí grande, ¿existe alguna característica sexual particular en las mujeres que son patonas? Una pregunta que seguro podría responder mi amigo Albinson.

(*) Fluorescencia erógena

3 comentarios:

Manuel De Oliveira dijo...

Trataré de verla este lunes sin compañía, algo que se me ha vuelto costumbre. Es del carajo, lo recomiendo.

Suscribo lo dicho sobre Anne Hathaway, incluso la palabra que creaste para describirla. Eso me hace sentir mejor, porque pensaba que sólo me gustaba a mí y a unos pocos más. I'm not that crazy then.

Alexis Correia dijo...

Recomiendo en particular algunas escenas:

1. Anne Hathaway decide cambiar su actitud y empieza a vestirse a lo Haute Couture, en la típica escena de transicion a lo Betty la Fea, Mi Gorda Bella, etc, etc: en una rápida sucesión, se le ve con cuatro o cinco o más pintas que son para cagarse. Los pantaloncitos de cuero... Dios.

2. Anne Hathaway (Andrea Sachs) en París. Acaba de hacer el amor con un catire que se jura Brad Pitt. El corsette, Dios, el corsette.

Periodismo económico dijo...

EL CORSET LO TIENE ES CON EL NOVIO NO EN PARIS. ESTOS HOMBRES DIOS MIO

JEJEJEJE.

GRACIAS A DIOS SON HOMBRES.