07 diciembre 2006

A GOOD YEAR (2006)



Cuando tenía entre 15 y 17 años, más o menos, no existían los DVD quemados ni disponía de dos aparatos de VHS para hacer copias de cinta a cinta. Alquilaba películas en un videoclub cercano de la avenida Panteón y pegaba un viejo grabador de cassettes a la bocina del televisor para conservar ciertos momentos musicales que me dejaban en estado de exaltación. Puedo citar el concierto improvisado de piano de Gerard Depardieu en GREEN CARD (1990), la inolvidable misa ortodoxa cantada y la introducción en idioma rumano con cielo rojo de BRAM STOCKER'S DRACULA (1992), la vertiginosa y sensual canción con acordeones en una escena de discoteca con Rob Lowe y James Spader en BAD INFLUENCE (1990). Todo este pasado se me agolpó en la mente cuando estaba viendo A GOOD YEAR un miércoles a las 2:00 de la tarde en la avenida Victoria, una de esas funciones cuando hay cinco personas en la sala. Russell Crowe llega en avión a Francia y empieza a sonar "Moi Lolita", canción de Alizee, la Britney Spears del país galo. Un momento sublime.

A GOOD YEAR es la incursión aparentemente insólita de Ridley Scott en la comedia romántica cuando el cineasta británico tiene 69 años, una edad en la que uno viene de regreso de muchas cosas. Pero si uno observa algunas escenas, se hará notar la energía de la cámara (inusual en este tipo de películas) del autor de BLADE RUNNER y GLADIATOR. Un cierto frenetismo cruel.

En A GOOD YEAR sabes absolutamente todo lo que va a suceder desde la primera escena: se expondrá el contraste entre la acelerada y deshumanizada vida en Londres del corredor de bolsa Max "Maximillion" Skinner (Russell Crowe) y el entorno rural donde se crió en la Provenza francesa, y a donde regresa para vender la finca vinícola de su fallecido padre. El nunca resuelto duelo entre la Gemeinschaft (comunidad) y la Gesellschaft (sociedad)... relaciones personales cálidas, conservadoras y posesivas versus relaciones frías, liberales e impersonales (¿entre el capitalismo azul y el socialismo rojo?). Todos sabemos que, hacia el final de la película, Russell Crowe renunciará a su mundillo bursátil y su cuerpo será bañado por luz dorada. Está cantado, Ridley Scott lo sabe. Dicho esto, hay que concentrarse no en la historia, sino en cómo se cuenta, y A GOOD YEAR tiene valores narrativos audiovisuales más que interesantes. Un personaje fugaz que me fascinó fue el anciano papá de Duflot, es una caricatura mágica. Pero tengo grandes dudas acerca de si Russell Crowe trascenderá en esta nueva faceta de macho domado y dulce. Russell, nunca vas a dejar de ser un poco maldito, esa es tu esencia, aunque digas que te has calmado. Te recordaré siempre como Bud White, no como Max Skinner.

Frases interesantes:
"¡No digan que estoy de vacaciones, eso es peor que la muerte!" (Max Skinner por teléfono a su compañera corredora de bolsa en Londres).
"Bebo coñac, soy demasiado impaciente para el vino" (Max... todos sabemos que le terminará gustando el vino).
Max: "Este lugar no va con mi vida"... su amante Fanny le responde: "No, tu vida no va con este lugar".

NOTA: el público masculino mayoritario que vea esta comedia romántica se fijará en Marion Cotillard, la actriz que interpreta a Fanny, la diosa morena mediterránea. Yo en lo particular me quedo con la visión de Abbie Cornish, la rubiecita de formas suavecitas y rosadeces cutáneas que hace el papel de Christie, la hija perdida.

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