17 abril 2007

GENTE QUE TIRA

Do you love your guns?
(Marilyn Manson, "The Love Song")
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El autor del blog se ha lanzado desde el pasado sábado 14 de abril con un maratón de tiradores que al final terminó el martes 17, debido a sus frecuentes ataques de somnolencia que cada vez más le hacen parecerse a River Phoenix en MY OWN PRIVATE IDAHO.
El asunto comenzó el sábado en El Hatillo con SHOOTER (2007), película dirigida por Antoine Fuqua (TRAINING DAY) y protagonizada por Mark Wahlberg, que despertó en este redactor un notable morbo por su título en español, TIRADOR, que le causó no poca vergüenza a la hora de comprar los boletos en la taquilla.
SHOOTER puede ser definida como "acción progre", algo que se sospecha desde que aparece en la pantalla nuestro querido Danny Glover, ariete bolivariano en Hollywood, quien todavía nos debe un regreso a Chavezlandia para que protagonice la esperada versión fílmica de Andresote, el héroe pre-independentista yaracuyano.
El mensaje es más o menos que todo el poder político de Estados Unidos está podrido desde la Casa Blanca para abajo y que no queda otra solución que caerle a plomazo limpio a los que mandan. "Deberían poner a un matón de presidente, al menos unos años", sugiere el francotirador Bob Lee Swagger (Wahlberg), un patriota rajado que lee libros sobre el 11-S. Por culpa de un senador nada honorable que mata a civiles en el Tercer Mundo para hacer negocio, Swagger termina siendo acusado injustamente de magnicidio, algo que seguro también le ocurriría en Venezuela. Tengo que reconocer que SHOOTER no es tan predecible como creí en un principio, pero igual es un producto totalmente prescindible y que, poniéndose un disfraz de izquierda, termina siendo más derechista y retrógrado que el carajo aquel que leía el decreto de Carmona Estanga, con todo y sus referencias a las torturas de Abu Ghraib.
En el reparto figura Rhona Mitra, una beldad inglesa que alguna vez fue candidata para encarnar a Lara Croft en la gran pantalla, pero luego se le atravesó la Jolie.
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Por curiosidad, para saber si una cosa tenía que ver con la otra, conseguí el domingo en DVD la película THE DEER HUNTER (1978), o EL FRANCOTIRADOR, de Michael Cimino, que arrasó con el premio Oscar en 1979. Protagoniza Robert de Niro. La única relación entre ambos filmes es que en los dos las mujeres son entes generalmente pasivos y de relleno, y que en las dos queda claro que, para tener buena puntería, hay que ser un macho de pelo en pecho que nunca debe asomar una sonrisa.
Nota posterior: en ambas películas, el Macho Alfa protagonista se termina acostando con la mujer de un alto pana, pero sin la intención rata de montar cacho.
THE DEER HUNTER es considerada un clásico sobre Vietnam y sobre las huellas que deja la guerra. Quizás deba volverla a repasar con más calma, pero a mí THE DEER HUNTER me pareció una película muy difícil de mamar y que ha perdido mucha vigencia con el paso de los años. Voy a tratar de resumir más o menos lo que vi en tres horas y cinco minutos: una escena larguísima de boda en un pueblo de emigrantes rusos de Pensylvania; una pandillita de amigos ultra-machistas que salen a cazar unos pobres venaditos indefensos, y que lo único que hacen es decir la expresión coloquial "¡Fucking A!" como 30 veces en cada escena.
Algunos de los amigos terminan peleando en la guerra de Vietnam, donde De Niro se convierte en Rambo y salva de manera milagrosa a dos panas. Sin embargo, uno de los panas del pueblo de Pensylvania, interpretado por Christopher Walken (qué rostro tan andrógino en su juventud), para en loco y se hace adicto al juego de la ruleta rusa, que en Vietnam, según esta película, es un juego de azar tan popular como el 5 y 6. De Niro vuelve a Estados Unidos y se acuesta con Meryl Streep, mujer ajena, pero luego regresa a Vietnam para buscar a Christopher Walken. Todo esto aderezado con el leit motiv sonoro de un tema principal digno de nuestro guitarrista Alirio Díaz.
El único momento en que sentí que THE DEER HUNTER agarraba vuelo fue cuando el primer retorno de De Niro desde Vietnam. La película adquiere calidez y densidad, pero no me convence nada lo que sucede luego. Repito, quizás deba repasarla con otro estado de ánimo para entender por qué a Cimino se le considera un maestro, a pesar de que prácticamente no ha hecho más nada que medio llame la atención.

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