27 mayo 2007

15 AÑOS DEL MÁS SUBLIME DESPECHO

"He cruzado océanos de tiempo para encontrarte..."
x
Todos tenemos una película que podemos ver 500 veces sin cansarnos nunca. La mía es BRAM STOKER'S DRACULA (1992), de Francis Ford Coppola, de cuyo estreno se cumplirán 15 años el próximo noviembre. Por lo menos tres funciones seguidas en el cine Broadway me metí aquella primera vez. Un clásico de los románticos trasnochados y de los despechados inconsolables, con un reparto de lujo (Gary Oldman, Anthony Hopkins, Winona Ryder y Keanu Reeves). No es una película de terror, ni de vampiros. Es una película sobre la sensibilidad romántica; romántico no en el sentido de romance amoroso, sino de la corriente artística y literaria del siglo XIX, en cuyo contexto, fuertemente influido por el nacionalismo y el regreso a la naturaleza y lo gótico-medieval, nacieron las novelas de horror de Bram Stoker o Mary Shelley.
"Tuve la sensación de estar saliendo de Occidente para entrar en Oriente", escribe el agente inmobiliario Jonathan Harker (Reeves) al atravesar Transilvania, "el más bello lugar de la creación", ubicado en la actual Rumania. Una frase clave. Todo en BRAM STOKER'S DRÁCULA es fascinación, idealización y deformación de lo oriental; de esa franja de la Europa Oriental que anhela ser aceptada por la Europa Cristiana, pero que al mismo tiempo es asiática en esencia. Gary Oldman domina toda la película con su inglés pausado de acento rumano y gutural. El trabajo del diseñador japonés Eiko Ishioka con el vestuario orientalizado que usa Oldman es otra clave para comprender la que, a mi juicio, es una de las piezas definidoras del lenguaje audiovisual de los años 90.
Sobre estas líneas coloco algunas imágenes de mi escena favorita de BRAM STOKER'S DRACULA. El recién llegado príncipe rumano Vlad de Sagite, extremadamente anacrónico y extravagante en su apariencia física, pasea por las calles de Londres, donde trata de impresionar visualmente a Wilhelmina Murray, Mina (Ryder): larga melena rizada, bigote de Willie Colón, anteojos de color azul, sombrero de copa desproporcionada. Un perfecto pavo real (Coppola hace en su película varias referencias a las plumas de la cola de esta ave). No puedo olvidar a Vlad llamando mentalmente a Mina: See me. See me now (que difícil es hacer que una mujer desconocida te mire en la calle). El juego de la seducción. I am your servant, subraya él. Soy un príncipe, pero también tu vasallo.
La escena comienza con un homenaje a la textura de los inicios del cine; y Vlad invita a Mina a una sala de cine, un espectáculo que para él es ciencia, y para ella, chabacanería. Un lobo blanco que escapó del zoológico de Londres entra en la sala, se arma un tumulto, Vlad intenta hacer suya a Mina, desmayada, pero se contiene. Luego Vlad amansa al lobo blanco con una orden en rumano e invita a Mina a que lo acaricie.

Otra de las grandes escenas de BRAM STOKER'S DRACULA: toda la secuencia inicial que se desarrolla como un cuento idealizado y esquemático en la Transilvania amenazada por la invasión otomana. "El año: 1462. Constantinopla ha caído...", comienza una voz en off que 15 años después no puedo sacarme de la mente. Diálogos en idioma rumano y un cielo permanentemente rojo. El príncipe Vlad, de la Orden de Draculea (Dragón), reacciona ante un Dios tremendamente injusto.

La escena de la boda cantada de rito católico ortodoxo entre Mina y Jonathan.


Vlad y Mina lloran al recordar la historia de Elisabeta, la princesa rumana que se suicidó cuando le comunicaron la falsa noticia de que su príncipe había muerto en combate tratando de contener la entrada del ejército otomano en la Europa Cristiana. Vlad convierte las lágrimas de Mina en diamantes. Luego, Mina y Vlad bailan entre velas: un frágil y fugaz momento de felicidad absoluta para dos amantes imposibles: "He cruzado océanos de tiempo para encontrarte...".

La música de Wojciech Kilar... No tengo duda de que se trata de una de las grandes bandas sonoras de los años 90. Las imágenes que coloco arriba son de un momento visual-musical magistral y tiernísimo. Vlad y Mina hacen el amor. Él abre su pecho para ofrecerle a ella su sangre, que la dará a ella la vida eterna, pero también el sufrimiento eterno. Vlad titubea porque no quiere condenarla para siempre, pero Mina pica adelante y acepta el pacto venéreo. Los amantes se abrazan.

BRAM STOKER'S DRACULA fue una de las películas que lanzó a la fama internacionalmente a la italiana Monica Bellucci, quien interpretó a una de las "diablas" aliadas del príncipe Vlad.

Una secuencia con una imagen subliminal: el rostro de Gary Oldman aparece instantáneamente superpuesto sobre un hombre monstruo que ha poseído violentamente en medio de una tormenta a Lucy, la mejor amiga de Mina.

Vlad lee la carta en la que Mina le anuncia que se va a Rumania para casarse con Jonathan, con lo que pone punto final a sus coqueteos con su exótico nuevo amigo. Un dolor insondable para el príncipe.
x
Una cita: "Civilización y sifilización siempre han avanzado juntas" (Anthony Hopkins en el papel de Abraham Von Helsing).
Un detalle delicado: la canción "Love song for a vampire" de Annie Lennox en los créditos.
Lo prescindible: todas las escenas del músico Tom Waits interpretando a Renfield, el enajenado que come insectos.

25 mayo 2007

SI TUVIÉRAMOS UN GOBIERNO SERIO

Es una página para reflexionar sobre lo audiovisual, por lo que voy a dejar algunas reflexiones sobre el gran tema en la agenda de la semana: RCTV.
x
* Si tuviéramos un gobierno serio de izquierda de verdad, que se dedicara a construir un futuro en vez de buscar enemigos militares imaginarios, debería retirarle la concesión a TODOS los canales públicos y privados, y empezar a ordenar el espacio radioeléctrico desde cero. Un posible sistema podría ser vender franjas de horarios a productores públicos o privados, pero que la concesión sea siempre del Estado. Pero no tenemos un Gobierno serio. Sólo retaliaciones, manipulación, revisionismo de la historia para acomodarla a lo que te conviene.
x
* Tanto la Constitución de 1961 como la desfalleciente de 1999 son claras: el espacio radioeléctrico es del Estado. Desde este punto de vista, cualquier pleito de RCTV está perdido en los tribunales.
x
* Hacer televisión exitosa es costoso. En todos los países del mundo, los canales tienden a quedar en manos de grupos económicos poderosos. La gran pregunta es: ¿cómo corregir esa distorsión? Ese debate es totalmente válido. Y coincido en que las concesiones de TV de señal abierta no deben durar para siempre. ¿Cómo deben ser otorgadas en el futuro? Buena pregunta. Quizás con licitaciones. O con el sistema de venta de franjas de horario que dije arriba. Pero el Gobierno que tenemos no inspira confianza alguna. Y estamos jodidos.
x
* Mi propuesta para la televisión de Venezuela en las próximas décadas: SOCIALISMO EN SEÑAL ABIERTA - CAPITALISMO SALVAJE EN EL CABLE, EL SATÉLITE Y EN INTERNET. Que la TV paga-privada se convierta en el terreno de los adultos que escogemos lo que queremos ver, sin Estados paternalistas ni moralistas. La libertad absoluta de contenidos de iniciativa privada, con el mismo espíritu de los piratas unidos de Piratas del Caribe 3.
Es la única solución posible al debate que plantea el fin de la concesión de RCTV. Los que no creemos en pacatos trasnochados con doble moral debemos usar la creatividad para que los productos lleguen hasta los televidentes. Por ejemplo, telenovelas bien picantes, agresivas e inteligentes distribuidas en DVD quemaos. Estoy 100% seguro: hoy la gente ve más DVD que señal abierta. Los DVD quemaos son un paso hacia la libertad total de escoger lo que queremos ver.
x
CONSEJOS PARA LOS PANAS DE RCTV:
* No pongan tanto lagrimero en la pantalla, eso es darle alegría al enemigo. No den lástima. Si hay que morir, hay que hacerlo con dignidad, como los músicos que siguen tocando cuando se hunde el Titanic.
* Abandonen la señal el mismo sábado, no esperen el domingo. Eso va a hacer que el Gobierno se vuelva un culo al tener que adelantar el lanzamiento de TEVES.

23 mayo 2007

GENTE QUE SE TOMA UN CAFÉ EN SPIDER-MAN 3

NIÑITA DE LA CÁMARA: aprovecha la cruda ley de la oferta y la demanda para venderle una cámara instantánea sin rollo por 100 dólares al editor del Daily Buggle en la batalla final. Me estoy enterando de que es hijita del director Sam Raimi.


LA ENFERMERA: le pide a Peter y Mary Jane que se retiren para que dejen descansar a Harry en el hospital, después de que éste pierde la memoria. Tres veces he visto Spider-Man 3, y tres veces me he quedado asombrado por la personalidad carismática de me-la-estoy-comiendo y la dulce vocecita de no-rompo-un-plato de esta negrita. Esta actriz, que se llama Sonya Maddox, se dijo a sí misma: "¿Así que tengo un papelucho de cinco segundos en el gran estreno del verano? Pues no me importa, igual voy a arreglármelas para dejar huella, carajo".

BETTY BRANT: la leal secretaría del editor del Daily Buggle. Muy, muy sexy, aunque a primera vista no parece llamar mucho la atención. Típica secretaria divina a lo Taixiri (chiste interno para quienes han trabajado en El Nacional). Con razón cada fotógrafo que llega a la redacción se le quiere recostar.

URSULA, LA HIJA DEL CONSERJE: la chica que prepara pizzas, galleticas, torticas y otras delicias hidratocarbonadas, y que le llegó a pistonear a Peter Parker, aunque luego su historia queda lamentablemente en el aire. Si yo fuera Mary Jane, le tendría mucho más cuidado a esta flaquita que a la desabrida rubia Gwen Stacy. En la vida real se llama Mageina Tovah, es hawaiana aunque, con ese apellido, deduzco que de origen judío.

EL EDITOR ADJUNTO DEL DAILY BUGGLE: igualito al Culucucú de Porfi Jiménez.

21 mayo 2007

CLASES DE TENIS EN TAIWÁN




20 30 40 (2004)
Sylvia Chang
x
Para Karina. Extraño mucho tus comentarios.
x
Esta película taiwanesa la conseguí en el puesto de cine de autor del señor que cobra 10.000 bolívares por película (suele justificarse) y que se pone los fines de semana entre el Ateneo de Caracas y la Plaza de los Museos. La comedia romántica 20 30 40 —que según la carátula, formó parte de la selección oficial de Festi-Berlín 2004— no es una obra mayor, pero lo que me gusta es que la directora-actriz Sylvia Chang no pretende echárselas de gran autora, ni de Woody Allen, ni de Wong Kar Wai, pero se las arregla para conseguir 110 minutos austeros y coloridos al mismo tiempo, con reposo, sencillez y mucha feminidad.
Tres chicas de distintas generaciones en Taiwán, todas con algún tipo de soledad y/o desamor:
* XIAO JIE (interpretada por Angelica Lee): veinteañera emigrante de Malasia que ingenuamente pretende triunfar como cantante pop en Taiwán, haciendo dúo junto a una hongkoniana en un invento de Shi Ge, fracasado y mariguanero productor musical. Xiao Jie se siente muy atraída hacia su compañera en el dúo, pero tarda siglos en conceptualizar su sentimiento lésbico. En la escena del beso sáfico final, si yo hubiera estado en una sala de cine, me paraba a aplaudir.
* XIANG KU (interpretada por René Liu). La chica del amante en cada aeropuerto. Azafata en sus 30 años de edad y de carácter muy independiente y ligero. Vive pegada a un celular (parece venezolana), el aparatico es su solución cuando se siente aburrida. Parejas de todo tipo (dentista maduro, músico muy inmaduro, etc) es lo que le sobra, pero ninguna la satisface del todo. Mi personaje favorito de la película por su belleza, su elegancia y su impecable selección de vestuario. Hasta el uniforme de azafata le queda estupendo.
* LILY ZHAO (interpretada por Sylvia Chang). Floristera en sus 40 años de edad. Recién divorciada de manera traumática y con algunos síntomas menopáusicos. Físicamente, suerte de Marietta Santana del estrecho de Formosa. La trama más desarrollada. Se suelta el moño con un profesor de tenis que resulta ser un gimnasta del sexo. La escena final, con una navaja en mano frente al espejo del lavamanos, es antológica: parece que va a ocurrir una tragedia y termina en un chiste muy sutil y femenino.
* Me atrevo a agregar un cuarto personaje de otra generación todavía mayor, que no aparece en los grandes créditos: la mujer que permanece acostada en estado vegetativo en una casa-hogar para ancianos donde Lily Zhao presta servicio comunitario. Me hace pensar en la situación de mi abuela materna. La soledad en su máxima expresión.
Las reflexiones giran en torno a que el ser humano, más que amor, busca compañía para sus años de vejez, y que los hombres abandonarán a sus madres o a sus esposas tarde o temprano. Desde un punto de vista antropológico, resulta interesante observar la cotidianidad de clase media de Taiwán, ese pequeño islote de vida liberal amenazado constantemente con ser borrado del mapa por su hermano grandulón y cada vez menos socialista. Un personaje masculino que mucho me conmovió: Shi Ge, el productor musical fracasado con su gorrito de lana y camisa de monstruo, su optimismo frágil y su estudio forrado de caras de luminarias del rock pop mundial. Hay una escena musical bien intimista con un bolero taiwanés, modalidad musical que desconocía. Nunca te acostarás sin aprender algo más.

17 mayo 2007

NUEVOS SIMBOLISMOS CON CIERVOS

STEPHANIE DALEY (2006)
Directora: Hilary Brougher

El entorno parece ser Utah, el estado de los mormones, del esquí y también del festival de cine Sundance, de donde proviene esta película de denuncia pro-femenina. Un sobrio manifiesto a favor del aborto. Lydie Crane (la pelirroja huesuda Tilda Swinton; protegida de Derek Jarman, diosa de la movida queer y siempre garantía de selectividad fílmica), psicóloga forense de la fiscalía con 7 meses de embarazo, interroga a Stephanie Daley (Amber Tamblyn), adolescente acusada de haber asesinado a su bebé prematuro.
Un abismo las separa.
x
Lydie, una profesional hecha y derecha, altiva en su laicismo, casada, aparentemente estable en lo emocional y sentimental.
x
Stephanie, hasta hace muy poco una niñita que jugaba con ramitas y sapitos. En las fiestas, se esconde en algún rincón, como yo en mis tiempos. Insegura, tímida, sin recorrido, de muy limitada expresión verbal, educada para la represión y la sumisión en un contexto religioso conservador, donde se propugna que el mejor método anticonceptivo es la abstinencia. Su padre es un adicto a Internet, y su madre, una tostie-arepa. En su casa nunca se habló de sexo. Ella quedó preñada como una boba en una rumbita de carajitos asquerosos.
x
La posición de Lydie sobre su interrogada Stephanie es de franca superioridad intelectual. Como quien resuelve un caso del montón.
x
STEPHANIE DALEY es una película muy acerca de las sensaciones de Lydie en su embarazo. Casi siente uno sus bochornos, su torpeza, sus ganas constantes de orinar, su vulnerabilidad, su creciente inseguridad ante las sospechas sobre la posible infidelidad de su esposo Paul (Timothy Hutton). A medida que los 90 minutos de metraje avanzan, nos damos cuenta de que la posición de la psicóloga no es tan sólida como parecía al principio. Que su embarazo es, en cierto modo, una apuesta algo dudosa para salvar un matrimonio que viene cojeando un poco, y también una respuesta de un sentimiento de culpa luego de otro embarazo fallido previo.

Sentimiento de culpa: otro concepto clave en esta película. La última escena iguala a Stephanie y Lydie, al principio tan separadas. Un documento de solidaridad y de superación de una culpa heredada de una tradición machista.
Luego de THE QUEEN de Stephen Frears y de THE DEER HUNTER (que vi por primera vez hace unas semanas), estoy un poco saturado de los simbolismos con ciervos. En STEPHANIE DALEY hay tres escenas en las que aparecen ciervos, y es obvio que Hilary Brougher algo pretende comunicar:
1. Ciervo muerto a la orilla de una carretera por la que maneja Lydie.
2. Ciervo que asusta a Stephanie cuando se acerca furtivamente de madrugada a la casa del chamo subnormal que la dejó embarazada.
3. Lydie atropella a un ciervo con su rústico luego de una pelea con su esposo y una amenaza de parto prematuro.
x
La cabeza no me da. ¿El ciervo es un símbolo de la muerte que escapa a nuestro control, de lo accidental? ¿Es la inocencia? ¿Es la naturaleza acorralada por la superpoblación humana, producto de traer tanto carajito al mundo en condiciones deplorables? Bueno, podré vivir sin saberlo, e igual disfrutar la credibilidad casi inmaterial de la huesudísima Tilda Swinton.

16 mayo 2007

COPA MUNDIAL DE LA CERVEZA


BEERFEST (2006)
Director: Jay Chandrasekhar

Una selección Vinotinto integrada por el oso Pedroso (capitán), Sandra, Chicho, Tanque, el cangrejo Ñañañaña, César Augusto y el gordito de “No es lo mismo verla que caerle” compite y se titula campeona en el Mundial de la Cerveza, en Munich. Esto es lo único que le falta a BEERFEST, una comedia que en estos días están pasando en el canal 426 (P.P.V.) de Directv. A los interesados que no tengan TV satelital, me ofrezco para los quemaos.
Da un poco de pudor recomendar esta película el mismo día que comienza la edición número 60 del festival de Cannes, pero tengo que reconocer que, luego de un comienzo demasiado abrupto y distante, BEERFEST va tomando cuerpo y se hace fuerte al final, como si su director, Jay Chandrasekhar (también actor en el papel de Barry), cada vez estuviera más prendido y entusiasta.
Dos hermanos estadounidenses de origen alemán, Todd y Jan Wolfhouse, viajan al gran festival anual de la cerveza en Munich, el Oktoberfest, para enterrar las cenizas de su abuelo Johan (Donald Sutherland), industrial cervecero casado con una puta bávara que cruzó el Atlántico llevándose la fórmula secreta de las mejores birras de Alemania. En Munich, Todd y Jan se enteran de que existe una Copa Mundial clandestina de competencias cerveceras, muy a lo BLOODSPORT de Jean Claude Van Damme.

Derrotados y humillados en el Beerfest por los dueños de casa, los hermanos Wolfhouse regresan a Estados Unidos e integran la selección nacional cervecera de las barras y las estrellas. Sus miembros son Landfill, un liposo cuchi que también destaca en competencias de perrocalenteros; Fink, científico judío con todo y kipá y experto en erotismo batracio; y Barry Badrinath, un puto originario de la India en líos económicos, con un aire al analista político José Vicente Carrasquero, pero más corpulento. Todo un Barril de Troya en un Mundial donde compiten Alemania, Inglaterra, Irlanda y México, entre otros países, pero lamentablemente no Venezuela.
x
Creo, fuera de joda, que BEERFEST es una película que llena un vacío en cuanto a rendir tributo a esa especie de Internacional Cervecera sin fronteras de sexo, color, edad o clase social de la que este redactor no forma parte ni entiende del todo, aunque no la critica; su máxima experiencia se remite a un trío de cervezas mexicanas Tecate tomadas durante los días del paro de 2002 en locales de striptease de Porlamar.
En estos días, por cierto, el redactor descubrió un increíble local de comida rápida llamado El Rincón de Pedroso en la Feria de Galerías Ávila en La Candelaria, con salsa a todo volumen y abundante clientela cuyo target étnico-social podría ser definido como motorizado-formal, todos con el cuero cabelludo religiosamente rapado al cero y camisa azul claro abotonada hasta el cuello.

15 mayo 2007

MORGAN FREEMAN HACE TURISMO

10 ITEMS OR LESS (2006)
Director: Brad Silberling
x
Una idea que a todos nos ha pasado por la cabeza: ¿qué sucedería si una celebridad se ve forzada a pasar un día completo con el más anónimo de los ciudadanos? Imáginese, por ejemplo, a Jean Carlos Simancas entablando amistad con la señora que atiende la caja rápida del Central Madeirense, con el pretexto de que debe "investigar" para un personaje en su próximo proyecto de ficción.
El resultado es 10 ITEMS OR LESS, una comediecilla producida y protagonizada por Morgan Freeman. Una película muy para cinéfilos y para que la vea la gente de la industria y diga: "qué cool". Más que una película, es un chiste. De hecho, dura solamente como 70 minutos.
Freeman, interpretándose a sí mismo, es abandonado a la buena de Dios por una improvisada compañía productora independiente, que le pide hacer "investigación" para su papel en un supermercado situado en una de esas comunidades de la frontera sureña de Estados Unidos en las que hoy hay muchos más latinos que anglosajones.
El destartaladísimo supermercado me hizo recordar mucho a uno que queda cerca del hotel Hamburgo, de San Cristóbal. Y ésta es la mejor escena de la película, por lo absurdo de la situación: Morgan Freeman suelto en un mercaducho sin apenas clientela —alguna mexicana que compra cholas de plástico—, donde el carnicero duerme la mona y todavía venden películas en formato VHS. Allí conoce a la chica que atiende la caja rápida, Scarlet Morales (Paz Vega), cuya máxima oportunidad de ascenso social es una próxima entrevista de trabajo para convertirse en secretaria de una empresa de construcción. Un papel que perfectamente pudo haber hecho nuestra venezolana Scarlet Ortiz sin apenas cambiarse el nombre.
x
Por supuesto, Morgan Freeman es Morgan Freeman, es decir, Dios-en-la-Tierra, y hay varias escenas divertidas. Morgan Freeman exhibiendo sus bíceps. Morgan Freeman recomendando comer proteínas en la mañana como se lo aconsejó el Dalai Lama, quien siempre está sonriente gracias a este secreto de salud. Morgan Freeman dándosela de simpático, buscándole conversación a todo el mundo y piropeando a las señoras pobres para elevarles la autoestima. Morgan Freeman aprendiendo a cantar en español con Paz Vega. Morgan Freeman exponiéndose ante los malandros que oyen reggaetón. Morgan Freeman haciendo del muchacho que mete la compra en las bolsas del supermercado.
Mucho menos divertido es el cameo de Danny de Vito (para eso quedó quien llegó otrora a ser un director muy prometedor, además de enanito cómico). O Morgan Freeman diciéndole a Scarlet Morales: "Conozco a la gente, y sé que tienes madera", para darle ánimos antes de su entrevista de trabajo. Porque 10 ITEMS OR LESS desprende cierto desagradable tufillo de paternalismo. Y los latinos aquí son, antes que nada, gente caótica y que hace reír. Poco más. Luego del insólito encuentro entre dos mundos, Scarlet Morales ha aprendido a quererse más a sí misma y dejará al marido que le montaba cachos y le pegaba. Morgan Freeman, por su parte, aprendió a tener más compromiso con su trabajo. No hay ninguna reflexión acerca de por qué cada uno ocupa el lugar que ocupa en la sociedad.
El mejor comentario sobre 10 ITEMS OR LESS lo hace Morgan Freeman al comienzo de la película: "Voy a actuar en una cosa independiente. Si le va bien, magnífico. Si le va mal, nadie se va a enterar".
x
Nota: de lo destacable, la española Paz Vega desprendiéndose de todo glamour para meterse dentro de la chica endurecida que ha perdido mucha de su feminidad en la lucha por sobrevivir en un Viejo Oeste.

14 mayo 2007

"I CAN'T HARDLY WAIT..."


Mientras desayunaba antes de encarar este nuevo lunes intolerable, descubrí en un ejemplar de la revista venezolana Encuadre una vieja reseña de STRANGE DAYS (1995), película futurista de la directora Kathryn Bigelow bastante maltratada por la crítica en su momento, aunque muy cómplice y cercana para mi gusto. Y como un chorro de pozo petrolero, se me vino a la cabeza el recuerdo de la escena de concierto de Juliette Lewis cantando "I can't hardly wait". Casi la había olvidado, y para mí fue uno de mis momentos musical-cinematográficos favoritos de la década de los 90.
El video de la escena está en la página You Tube:
x
Es increíble lo sexy que luce Juliette Lewis con ese vestido metálico casi inexistente (de aquí seguro se copiaron los de Urbe Bikini para aquella portada con Gaby Espino), y cómo se mueve sobre el escenario. La canción es de un rock estupendo. Pero sobre todo, lo que más me gusta de esta escena es lo apuesto que se ve Ralph Fiennes y su rostro, lleno de dignidad y contención, pero también de desesperación. Si leemos sus ojos, sabemos que piensa la frase que más o menos se traduce del coro: "No aguanto más". Es la mirada impotente de quien carece de respuesta posible ante el amor que se le va de las manos para siempre.

12 mayo 2007

ALGUNAS SENSACIONES SOBRE SPIDER-MAN 3

Se calcula que 85% de las personas que se han acercado al cine en el mundo desde el viernes 4 de mayo lo han hecho para ver SPIDER-MAN 3, por lo que casi es una obligación escribir al menos algunas líneas sobre la película de Sam Raimi. Trataré de ser lo más objetivo y honesto que pueda.
x
* La trilogía completa, en líneas generales, ha estado por encima del promedio. Ha sido una saga elegante. Lo que menos me gustó de esta tercera parte fue el segmento final, con el énfasis en la importancia del perdón y la escena en el cementerio. Me pareció flojo-flojito.
* Es cierto, hay sobrepeso de tramas, subtramas y villanos. Pero al mismo tiempo, la ambición me parece un valor positivo. Hay algo de romanticismo en esta ambición de Raimi por abarcar mucho, aunque quien mucho abarque, poco apriete.
* No recuerdo haber visto un protagonista masculino llorando tantas veces. Los chamos que tenía en la fila de enfrente este viernes en el Cines Unidos Sambil terminaron burlándose de esa circunstancia. En lo personal creo que hubo un poco de exceso, más allá de la sensibilidad que transmite Tobey Maguire.
* El actor J.K. Simmons (foto), intérprete del director del periódico, J. Jonah Jameson, se la vuelve a comer como en las películas anteriores. Honor a quien honor merece. Recuerdo haber visto la primera SPIDER-MAN en Estados Unidos, sin entender una papa de sus diálogos en inglés, pero igual admiré como toda la sala se venía abajo de la risa cada vez que aparecía Simmons en pantalla. Es una interpretación arquetípica.
* El nacimiento del Hombre de Arena me pareció una bonita escena de efectos especiales, con gran música de Danny Elfman. Me refiero al momento en que Flint Marko brota de los residuos atómicos y comienza a reconocer las características de su nuevo ¿cuerpo?, que se le desvanece. Casi parecía un cortometraje de arte.
* El mayordomo de Harry (James Franco) me hizo recordar a Alfred, el de Batman.
* Patética la imagen de Spider-Man con la bandera gringa.
* Poco creíble el despido de Mary Jane luego de hacer una sola función del musical de Broadway. Si llegó hasta allí, fue por algo. En todo caso, hubiera podido conseguir luego trabajo en un musical de menor importancia o en el circuito Off-Broadway. También es un poco artificial y forzada la primera pelea entre Peter y Mary Jane, luego de que ella lee las críticas negativas en su contra en la prensa.
* Me desagradó la autocomplacencia del comienzo de SPIDER-MAN 3, con las referencias visuales a las dos primeras películas y el diálogo de Tobey Maguire diciendo: "Bueno, aquí me tienen otra vez...". Sigo creyendo, muy chapadamente a la antigua, que debes filmar las secuelas como si no hubieran existido las películas anteriores.
* No me cuadra con la personalidad de Harry que acepte pelear al lado de Spider-Man. De todos modos, es emocionante cuando los amigos se juntan, provoca gritar "Yupi".
* No me desagradaron las escenas de Tobey Maguire haciendo de chamo malo y caminando con un tumbao por la calle, a pesar de que han recibido muchas críticas. Debe ser porque baila de manera 100% idéntica a mi gran amigo José Antonio Díaz, director de la revista deportiva Podium.
* Es impresionante cómo cambia el rostro de Tobey Maguire sólo con echarse unos pelos hacia la frente y un poco de delineador en los ojos.
* Me gustó la batalla final. Quizás soy muy impresionable con ese tipo de imágenes, pero no puedo sacarme de la mente ese momento en el que el Hombre de Arena le está dando coñazos gigantes por el pecho a Spider-Man cuando Eddie Brock lo tiene amarrado por el cuello a una viga. Me pregunto: ¿cuántos coñazos más hubiera resistido Spider-Man? ¿Dos, tres? ¿Sufrió algún tipo de fractura del esternón o las costillas, o las arañas no sufren fracturas?

06 mayo 2007

DOUCHES FROIDES (DUCHAS FRÍAS) - Antony Cordier

Mickael Percepied es judoka de alta competencia en la categoría de 72 kilos. Vive en un hogar de clase media en descenso a la pelazón extremadamente igual al mío: papá está desempleado y mamá, para ahorrar luz, se dedica a apagarle el calentador a uno mientras más sabrosamente se está bañando entre vaporcito. No tiene carro, sino bicicleta. Mickael conoce a un amigo ricachis, también judoka, hijo del dueño del gimnasio multiétnico donde entrenan, con casa con piscina y una mamá bien buenota que se parece a Estefanía de Mónaco (uno al principio cree que viene una trama tipo El graduado, pero nada que ver).
x
Debido a una vacante que queda libre en la categoría inferior, Mickael decide bajar a 66 kilos, como si eso fuera así de sencillo, y su torturador proceso de adelgazamiento (excelentemente filmado por Antony Cordier; uno casi puede sentir lo que sufrió el boxeador venezolano “Lencho” Parra antes de ser descalificado por sobrepeso) le lleva también a una paulatina degradación psicológica. Merma de facultades mentales y de apostura física, acumulación de noches de insomnio por hambre, frustraciones sin desahogo. Y es que además su amigo ricachis le sopla el bistec a su sexy noviecita, Vanessa, algo que se veía venir desde que los tres participaron bien prendidos en una sesión de fotos pelando las respectivas nalguitas y arrimándole el amigo en joda su órgano genital al culito de ella, cual reggaetón francés.
x
¿Es cierta esa regla de los chistes machistas, de que las mujeres van detrás del hombre con dinero como las moscas al pupú? Lo que muestra Cordier es que, más que detrás de una billetera gruesa, las mujeres suelen sentirse atraídas hacia los valores agregados que el dinero desprende: seguridad, estabilidad, independencia, aventura. Me encantan esos planos en los que la mirada de Vanessa se pierde en el vacío mientras va montada en la bicicleta de Mickael o mientras acompaña a su familia pobretona en un taxi hacinado; ya allí uno nota que ella está buscando otra cosa.
x
¿Qué me encantó de DOUCHES FROIDES?
Es una película que no falsea el mundo de los deportes, como estas cosas tipo ONE MILLION DOLLAR BABY en las que hay boxeadoras súper malas que matan gente. Jean-Phillipe Ecoffey se la come como el papá desempleado de Mickael, quizás el personaje que más gustó en la sala 2 del Centro Plaza. La selección de vestuario de Vanessa es EX-TRA-OR-DI-NA-RIA: la propia ucevista horny un poco pasadita de kilos, casi siempre sin sostén y con la espaldita afuera, que se amarra guindarajos en las muñecas y con un tatuaje “exótico” un poquito más arriba de la rayita de las nalgas; se dirá de mí que soy poco selectivo, pero cómo me proveerá de fantasías esta tetoncita (Salomé Stevenin).
Las reflexiones de Vanessa acerca de la monogamia, cuando le dice a Mickael que, muy, muy, muy, muy en el fondo, él se siente excitado y atraído por el hecho de que ella se acueste con su amigo. “Lo malo hubiera sido quedarse sin hacer nada”, es la reflexión de la chica acerca de su promiscuidad. DOUCHES FROIDES capta toda esa cosa tan gay que rodea al universo de los vestuarios y las duchas de los vestuarios de deportistas masculinos, y me encanta una escena en la que Mickael y su amigo ricachis pelean en el suelo; Cordier la filma casi como si estuvieran haciendo el amor.
x
¿Qué me desagradó de DOUCHES FROIDES?
Cuando faltaban como 15 minutos para el final, me sentí tentado a escribirle un mensaje de texto a una amiga cinéfila de Las Acacias: “Estoy viendo una película francesa llamada Duchas Frías y hasta ahora esto va muy bien”. Menos mal que no lo hice, porque el final rompe el espíritu del resto de la película. Me explico: el filme tiene un tono muy agradable de distanciamiento y objetividad, muy al estilo del maestro Eric Rohmer (La coleccionista), guardando las distancias. Cordier se limita a registrar lo que le sucede a Mickael, sin fijar posturas y sin dársela de trascendente, algo que uno cada vez valora más. Hubiera sido maravillosa una fábula ácida sobre chamos, ya eso en sí es trascendente y no necesita accesorios. Hacía falta un cierre con más sequedad. Pero en el último par de escenas, Cordier se ve picado por la tentación de la “trascendencia”. Añade una voz en off que nada aporta y una baladita pop sumamente cursi. Qué difícil es rematar bien una película, por eso nunca manden mensajitos de texto antes de tiempo.

02 mayo 2007

COME EARLY MORNING (2006) - Joey Lauren Adams


Ashley Judd es como esa joven profesional de cabello oscuro y no tan largo, quizás estudiante de postgrado, que llega toda apuradita y se te sienta al lado en el cybercafé, sin siquiera mirarte, con un perfume tan de ensueño que ya no puedes concentrarte en más nada sino en ella, a pesar de que sólo va a fijarse en su pantalla y en su MSN Mesenger, sin jamás mirar hacia los lados. O como esa chica que va solita en su asiento en la camionetica por puesto, absorta en sus pensamientos, con un portafolio en el regazo, ese tipo de mujer que sabes que está completamente fuera de tu alcance, pero a la que te gustaría decirle: “¿Sabes? Te admiro en silencio”. O como esa muchacha que se va sola a tomar el sol en Playa del Agua, con un libro y un perrito, y que tampoco te va a mirar nunca, aunque ella se quedará grabada en tu memoria hasta que te lancen al hueco del cementerio.
En COME EARLY MORNING, Ashley Judd luce increíblemente venezolana. Su vestuario es totalmente idéntico al de cualquier chica de clase media en sus últimos años de universidad, en sus 20 y tantos años, o quizás pisando ligeramente los 30, mirada triste y endurecida a la vez, con el cigarrillo que te gustaría apartar de su manita, pero que al mismo tiempo te fascina y te mortifica tanto, como un símbolo humeante de que no es nada sumisa. Podría pasar horas, horas y horas contemplando la anatomía de Ashley Judd con un blue jean y una camisita, tan delgada, discreta y cotidiana, pero al mismo tiempo tan tangible en las sólidas curvas de su feminidad sin flancos débiles. Es como lo que uno siente al ver a Ely Guerra.
COME EARLY MORNING es una película de pretensiones tan pasmosamente pequeñas que termina siendo agradable, a pesar de que no sucede casi nada en su 1 hora y 35 minutos; he ahí quizás su mayor valor. Lucille (Ashley Judd) trabaja en una pequeña compañía de bienes raíces en un pueblito de Arkansas, perdido en el deshabitado centro geográfico de Estados Unidos, con su típico bar cervecero, mesa de pool y rockola de música country. Lucille tiene una hermana rubia algo desgarbada que parece haberse quedado para vestir santos. Afectivamente, la principal característica de Lucille es su adicción por los amantes de una sola noche, a los que detesta verles la cara en la mañana. Huye tempranito del motel antes de que se despierte el vaquero al que conoció anoche, borracha, en el bar. Y siempre, al llegar a casa, desecha las pantaletas que usó en la velada sexual.
COME EARLY MORNING es una película dedicada a quienes han optado racional y conscientemente por la soledad. Por momentos, COME EARLY MORNING parece convertirse en un producto francamente cristiano —hay varias escenas de misa, pues el padre de Lucille es pastor—, lo que en sí no es necesariamente malo, pues hay un fuerte movimiento actual de productos culturales religiosos en Estados Unidos; pero sí uno se fija bien, la película concluye que la religión tampoco tiene las respuestas que anda buscando Lucille.
Si hay una religión en esta película, es la del amor por la vieja música country. Eso sí es una religión de verdad, más arrecha que cualquiera: las canciones que puedes cantar mientras manejas tu carro y te desplazas por la carretera sin estar muy claro sobre las razones de tu viaje. Por eso el valor de esa imagen de la Judd antes de partir con destino incierto, viendo una puesta de sol y cantando: “Algún día seré un diamante…”. COME EARLY MORNING es también una película sobre lo posesivos y esclavizantes que terminan siendo prácticamente todos los hombres en sus relaciones con las mujeres, y por eso también puede ser vista como un sutil manifiesto feminista.